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miércoles, 21 de mayo de 2014

Ella, la culpable

Ella, la culpable
mayo 19
00:072014
“Es una loca por estar al lado de un tipo así”, “los dos están enfermos”, “yo en su lugar me hubiese ido hace mucho”, son algunas de las frases que se escuchan cuando el tema de la violencia de género se instaura en determinadas discusiones sociales. El tratamiento mediático de los últimos casos más relevantes que se vieron en la televisión y en medios de comunicación influencia la opinión popular sobre el accionar de una mujer y contribuye a re victimizarla. El conocimiento sobre el tema es, por lo general, nulo y el prejuicio está a flor de piel. Ella, la culpable.
Para entender cuáles son las razones que conducen a una mujer víctima de violencia machista a permanecer al lado de su victimario, Notas consultó a la licenciada Graciela González, directora del Departamento de Prevención de la Violencia de Género y el Abuso Sexual infantil, de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.
Violencia machista
“Quién no fue ni mujer ni trabajador piensa que el de ayer fue un tiempo mejor”. María Elena Walsh
La licenciada explicó que un momento clave en una relación violenta es la respuesta a la primera agresión, en la que dependerá de cómo se comporte la víctima, si se defiende o no. “Ante el primer golpe, si ella se defiende es probable que después no pase nada, en cambio con el perdón es cuando empiezan los problemas”, dice González y agrega: “Los violentos no buscan mujeres masoquistas, al contrario, buscan que sean conscientes de lo que les están haciendo, quieran rebelarse y no puedan. Ellos encuentran ahí el placer”.
El problema para estas mujeres se hace cada vez más grande cuando perdonan al agresor, “se les empieza a hacer una historia donde cada vez es peor, van entrando en una telaraña donde quedan atrapadas con el tiempo y cuando se quieren ir ya corren peligro de que las maten”, explica González.
Respecto al tratamiento mediático del tema comenta que “siempre está la sospecha sobre la víctima, algo habrá hecho ella. No importa si es buena o mala, acá nadie tiene derecho a pegarle”. Sin embargo, “desde el Estado también se tiende a pensar que las mujeres son provocadoras y que es, en parte, su responsabilidad. En Argentina la Ley es muy buena, sólo falta que se cumpla. La Justicia es el único poder que nunca se renovó, es vitalicia y no hay forma de cambiarle la cabeza a esa gente”.
Una vez más, los golpes no sólo vienen del puño del agresor sino de una sociedad que tiende a ponerlas en el centro del debate a ellas. ¿Qué hacen para salir de ese lugar? ¿Cómo no se fueron antes? Como si eso resultase una tarea sencilla cuando están amenazadas de muerte. En muchos casos el resto de sus familias, también.
Al respecto, la licenciada explica que es muy complejo para las víctimas salir del foco del conflicto, “ellas se quejan de su situación, pero ellos les piden perdón. Son hombres que quisieron alguna vez o de los que están enamoradas. En la mayoría de los casos les da vergüenza salir a decirle a sus familias que se van a separar al mes de casarse porque el tipo les pegó”. Por lo general, la violencia empieza cuando nace el primer hijo porque se ponen muy celosos. Ahí las amenazan con matarlas si alguna vez se van de la casa. Muchas veces no tienen a donde ir, no se sustentan económicamente y les es imposible salir.
Resulta interesante cuestionar cómo son tratados los casos de violencia de género ya que últimamente ocupan gran espacio en los medios de comunicación. Como cualquier tema sensible, su tratamiento mediático debería estar a la altura de las circunstancias. Pero, ¿es del todo así? ¿Hasta qué punto una joven enredada en una relación violenta va a enriquecerse con un debate de panelistas en un programa de televisión? ¿Puede un periodista hablar de todos los temas con el mismo criterio?
Una vez más la sospecha está puesta sobre la víctima y no sobre el victimario a quien se lo avala desde el discurso machista. Si bien es importante que se visibilice la temática para contribuir a que no ocurra más, vale replantearse de qué forma es conveniente hacerlo.

Jimena Sabbag – @jimesabbag

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